Al creador de la catrina, solo los muertos lloraron tras su partida, ningún vivo lo reconoció, hasta mucho tiempo después
Los doodles de Google son un fenómeno del internet qué fascina a todos; cada día especial del año Google sorprende con un diseño, interactivo creativo y muy vistoso de su logo principal para su buscador.
El día de hoy 2 de febrero nos muestra a José Guadalupe Posada; Google celebra la vida y obra del artista y litógrafo mexicano, en lo que sería su cumpleaños número 172. Posada fue uno de los artistas gráficos más influyente de Mexico, y sigue dejando huella con sus obras vigentes.
José Guadalupe pasó su infancia trabajando en granjas y fábricas de alfarería. Pero siempre demostró tener un gran talento para el arte, por lo que llegado el momento se inscribió en la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes, donde comenzó su brillante carrera como artista gráfico. Para 1968 ya había comenzado con el estudio de litografía y grabado.
Después de haber trabajado como caricaturista político en un periódico local, decidió abrir su propio taller de litografía y enseñó en una escuela secundaria.
En 1976 compró una imprenta, acción que lo llevó a explotar al máximo su talento, pues comenzó a colaborar con varios periódicos, donde tuvo la oportunidad de haver sus litografías legendarias, de donde se desprende la que, quizás sea su obra más famosa, "La Calavera Catrina" también conocida como "Calavera Garbancera", una crítica a la sociedad del momento, donde Posada se burlaba de la clase alta en época del Porrfiriato; pero poco a poco se fue asociando a la celebración del "Día de los Muertos", y hoy Google se inspiró en dicha obra para hacer su Doodle.
La triste muerte de José Guadalupe Posada
Fue el 20 de enero de 1913 que José Guadalupe Posada falleció en el abandono, con un diagnóstico de muerte que señalaba al alcoholismo como la causa única e inequivoca de su desceso.
Según el historiador Agustín Sánchez González, de la revista Relatos e Historias en México, el día que posada murió, nadie se preocupó por el cuerpo del que en vida fue un reconocido artista:
“pareció no importar a nadie. El cadáver de don Lupe, cuya acta de defunción señaló alcoholismo como causal, salió de una vecindad marginal de Tepito con rumbo a las tumbas de sexta clase, las únicas gratuitas del panteón de Dolores. Ahí permaneció sin que nadie reclamara sus restos, quedando en el olvido en una fosa común, junto a decenas de calaveras del montón que, como él, fueron olvidadas”.